Adoptando una dieta rica en proteínas, como con cualquier otra
dieta, una persona puede crear un déficit calórico. Lo que hace que esta
dieta sea diferente es precisamente su considerable consumo de alimentos
ricos en proteínas. La dieta proteica permite adelgazar sin perder masa
muscular.
Investigaciones recientes han aportado nuevas pruebas en
respuesta a varias preguntas que el público se ha planteado durante más
de una década, ya sea en el ámbito médico, deportivo o de otro tipo,
sobre las dietas altas en proteínas, especialmente en lo que respecta a
su impacto en los riñones.
Dietas clásicas comparadas con dietas altas en proteínas basadas en la investigación
En esta investigación, muchos especialistas siguieron de cerca a 307 personas adultas (hombres y mujeres) con un problema de peso o incluso de obesidad durante un periodo de 3 años. Durante el estudio, estos individuos fueron separados en dos grupos con dos dietas muy diferentes. El primer grupo fue sometido a una dieta con un contenido calórico muy bajo, por otro lado, perfectamente adaptado a las recomendaciones oficiales en términos de proporciones, es decir, un 15% de proteínas, acompañado de un 30% de grasas y un 55% de hidratos de carbono. Mientras que para el segundo grupo, siguieron una antigua dieta llamada dieta Atkins (una dieta de adelgazamiento y muy baja en carbohidratos) que contenía entre un 25 y un 35% de proteínas, con un 25% de carbohidratos y un 45% de grasas.
Durante el estudio, los especialistas pudieron establecer un informe sobre el estado de la función renal de estas personas, a través de tres elementos complementarios que son: la creatinina en sangre (que es un producto de la degradación del fosfato de creatina y de la deshidratación de la creatina en el músculo), el aclaramiento de creatinina y la cistatina C que es una proteína del tipo cisteína proteasa. Cabe señalar que el uso de este tercer marcador es poco frecuente entre los médicos franceses, aunque tenga una gran precisión.
Las proteínas no tienen un impacto negativo en los riñones
Durante estos 3 años de estudios en los que los investigadores hicieron un seguimiento, llegaron a la conclusión de que no se demostró ningún impacto negativo en la función renal. A raíz de este descubrimiento, los especialistas afirmaron lo siguiente: para las personas con sobrepeso pero sanas, no pudieron encontrar nada mejor que una dieta rica en proteínas y baja en carbohidratos.
En conclusión, muchas personas están preocupadas por la toxicidad de las dietas con alto contenido en proteínas sobre los riñones, a raíz de las investigaciones realizadas en pacientes con problemas renales y, en particular, con insuficiencia renal (deterioro gradual e irreversible de la capacidad de los riñones para filtrar la sangre y excretar ciertas hormonas). Se han iniciado nuevos estudios para abordar esta alarmante situación, y varios médicos han declarado que una restricción de la ingesta de proteínas ayudaría a desacelerar la progresión de la enfermedad y a mantener una buena función y salud renal.
Por otra parte, en lo que se refiere a las personas perfectamente sanas, ningún estudio ha podido demostrar hasta ahora un efecto negativo del consumo de proteínas sobre su función renal, sin embargo, los especialistas han observado algún pequeño cambio en su funcionalidad que no presenta ningún riesgo para su salud, y que este cambio proviene simplemente de una adaptación al entorno del individuo y no es, sobre todo, patológico.
Por último, tras decenas de estudios, no hay pruebas que sugieran que las proteínas sean peligrosas para los riñones, si sólo la persona no tiene ninguna enfermedad renal previa (que podría ser conocida como desconocida), especialmente si esta enfermedad aún no está tratada.
Es importante tener en cuenta que una dieta rica en proteínas puede provocar posteriormente otros problemas patológicos, como desequilibrios ácido-base (según la dieta, la sangre puede acidificarse) o la formación de cálculos renales (depósitos sólidos de minerales y sales ácidas en la orina concentrada).
