Este parámetro se suele consultar cuando se intenta obtener la mejor respuesta hipertrófica posible. ¿De qué se trata? El fallo muscular puede definirse como el punto que se alcanza cuando al final de una serie, con una carga determinada, ya no se puede producir la fuerza necesaria para continuar la ejecución correcta y completa del movimiento.
Teorías
Varias teorías apoyan este principio y son frecuentemente expuestas para
argumentar a su favor y apoyar la optimización de la respuesta
hipertrófica. La principal subraya el hecho de que, con la acumulación
de fatiga, el número de unidades motoras (y, por tanto, de fibras
musculares) que se activan aumenta progresivamente, lo que provoca una
mayor estimulación. Por otro lado, con la alta demanda de la vía
anaeróbica de la glucólisis, se requieren condiciones para aumentar el
estrés metabólico y así estimular las respuestas hormonales. Un estudio
realizado en 2005 y publicado en el Journal of Strenght and
Conditionning Research, descubrió que una serie de 10RM realizada hasta
el fallo muscular provocaba un aumento significativamente mayor de los
niveles de GH después del ejercicio que con la misma carga utilizada sin
llegar al fallo muscular.(1)
Sin embargo, el debate sigue abierto en
cuanto a la eficacia de esta estrategia, ya que si se utiliza de forma
incorrecta, es decir, no planificada, conduce necesariamente al
sobreentrenamiento y a sus efectos nocivos sobre la hipertrofia. Al cabo
de unas semanas, las concentraciones de IGF-1 en reposo disminuyen, así
como los niveles de testosterona (2), también se ha observado, como
confirman estudios recientes (3), que existe un colapso psicológico o
"burnout" que es muy perjudicial para la calidad del entrenamiento y
para cualquier progresión.
Por lo tanto, parece razonable prever los
periodos en los que se utilizará esta estrategia y, obviamente,
prepararlos bien durante los ciclos previos y saber con qué continuar si
queremos sacar la quintaesencia de la misma.